viernes, 8 de febrero de 2013

Una apuesta por la comunidad de pastores y pueblos trashumantes

Este post va dedicado a una de las profesiones más antiguas del mundo, el oficio de pastor. Esta actividad se encuentra con el grave problema del relevo generacional, debido a la escasez de población joven en la zona que haga posible ese cambio, a la desarticulación del tejido social de la actividad y a la falta de formación que conlleve una renovación del propio oficio.

El pastoreo, en general, ha sido visto como un trabajo poco atractivo para las nuevas generaciones que llegan a la edad laboral. Para conseguir la transformación de esta actividad milenaria es necesario habilitar infraestructuras mediante cabañas y queserías, accesos rodados y otras herramientas, como cierres electrificados. También, realizar una redefinición de lo que implica dedicarse a la actividad del pastoreo en pleno siglo XXI, asociada a un cambio en la percepción social del oficio y a la necesidad de ofrecer una formación para el uso de nuevas técnicas y estrategias, siempre manteniendo la idiosincrasía del lugar donde se va a desarrollar la actividad.  Un cambio de la figura del pastor, tal y como hasta ahora la hemos conocido.

En esta dirección desarrolla su trabajo la Escuela de Pastores de los Picos de Europa, con sede en Cangas de Onís y cuyo principal impulsor ha sido Fernando García-Dory, director de la Escuela y artista polifacético, quien en el año 2004 apostó por la comunidad de pastores y pueblos trashumantes del espacio protegido, en el que todavía se elaboraba queso gamonéu con Denominación de Origen Protegida del puerto.


Este asturiano de origen, licenciado en Bellas Artes, Sociología rural y doctorado en Agroecología, me comenta que " la iniciativa surge a mi vuelta de un viaje a Ecuador, dónde me encontré con un medio rural mucho menos envejecido que el medio rural español. Y a la vez observé que había mucha gente de las ciudades interesadas en iniciar nuevos proyectos de vida en áreas rurales. Así que con varios compañeros formamos una pequeña cooperativa". García-Dory me indica que cuando se planteó emprender el proyecto observó que existía  verdadero interés por el oficio, pero se carecía de los medios necesarios para transmitir esos conocimientos. Según este sociólogo rural,  "los pastores veteranos tenían dificultad para avanzar en el desarrollo de su actividad, en un trabajo donde la comunicación es escasa y se desarrolla en sitios alejados, lo que dificultaba que sus conocimientos se transmitan a generaciones posteriores. Así surgió la idea de poner en contacto a quienes ya ejercían el pastoreo con nuevos interesados en esta actividad, todo ello apostando por la reconstrucción de instalaciones en la zona, majadas y queserías en la montañas. También salas de ordeño que se dejaban a libre disposición de todos aquellos que quisieran quedarse una vez finalizado el curso".



La Escuela de Pastores de Asturias toma como base la delimitación administrativa de los concejos que circundan la parte asturiana del macizo. En concreto, los concejos de Ponga, Amieva, Cangas de Onís, Onís y Cabrales, sumados a los pastos y terrenos comunales de su propiedad inscritos en el Parque Nacional.

La característica común a estos concejos es la relativa importancia de la ganadería de montaña que ha conformado históricamente un modo de vida ligado al Puerto, con la presencia de la actividad y cultural pastoriles, la riqueza gastronómica de los quesos que allí se producen y la coordinación y asociacionismo entre los pastores y ganaderos de estos concejos.

Esta iniciativa hace de la formación y el aprendizaje, la base para actualizar el trabajo de pastor, facilitando nuevos adelantos a los pastores que se encuentran en activo y consiguiendo, de esta manera, que su desarrollo repercuta en la sociedad, incentivando a otras personas a interesarse por este oficio tan antiguo. Es necesario revalorizar la figura del pastor y posibilitar el relevo generacional. Escuela de pastores está haciendo esfuerzos por acercarse y recoger las necesidades del colectivo de pastores y ganaderos de Picos de Europa, estudia las carencias formativas y diseña y organiza cursos de corta duración que la suplan, dirigidos a propios pastores. También existe un Curso de Iniciación al Pastoreo, de mayor duración, dirigidos a quienes estén interesados en aprender y ejercer esta profesión. Sobre todo, a jóvenes del entorno urbano, que reciben una formación teórica y práctica en la que los pastores-tutores les transmiten su conocimiento del medio y de la actividad, a través de la convivencia del quehacer cotidiano en una majada del puerto durante cuatro meses.

El proyecto ha tenido muy buena acogida, siendo ya más de un centenar de alumnos los que han pasado por las instalaciones de la Escuela. Pero, según palabras del propio García-Dory, "en estos diez años que han transcurrido desde la apertura de la Escuela se han quedado pocas personas, asociado a la dificultad que conlleva el acceso a la tierra. Para mí es importante garantizar que los Ayuntamientos o el Principado se impliquen para ofrecer terrenos".

En estos años, la Escuela de Pastores ha contado con las ayudas económicas facilitadas por el Principado, Parque Nacional y grupos de acción local de la iniaciativa Leader Plus. Este programa está enmarcado dentro del Programa de Desarrollo Rural del Principado de Asturias, está cofinanciado por los fondos FEADER de la Unión Europea, del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Principado de Asturias. El responsable de esta emprendiduría me hace partícipe de lo "cansado" que resulta iniciar anualmente todas las gestiones para conseguir fondos que les facilite desarrollar esta labor, "las subvenciones se renuevan anualmente y el montante oscila entre 12.000 a 24.000 euros, con el que cubrimos las clases teóricas, las becas de los alumnos, etc".

A través de las clases teóricas, impartidas por pastores y expertos de la zona, la Escuela enseña a los alumnos prácticas en veterinaria, en cultura de pastoreo o la elaboración de quesos. La procedencia de los alumnos interesados por el pastoreo es muy variada, según me confirma el propio Fernando García-Dory. "El perfil de la gente que se forma en la Escuela es muy diverso. Con edades comprendidas entre 25 y 35 años, igual número de hombre que mujeres, proceden de toda España, fundamentalmente de núcleos urbanos, y con estudios en Medio Ambiente, licenciados en biología o veterinaria".

Ante la dificultad que conlleva conocer el número de personas que se dedican al pastoreo, el responsable de la Escuela de Pastores me informa que actualmente han solicitado al Ministerio de Agricultura la necesidad de realizar un inventario del número de pastores en activo. "Actualmente estamos en una mesa de trabajo sobre la trashumancia con el Ministerio y esperamos se pueda retomar, lo que en su momento con el anterior gobierno hicimos, que fue un Libro Blanco sobre Trashumancia, con el fin de que se redactase una propuesta de Ley sobre esta actividad. Con el actual gobierno se ha quedado un poco arrinconado".

El nuevo perfil del pastor, según García-Dory pasa "por una persona joven, que hace uso de las nuevas tecnologías para desarrollar su trabajo y que utilizará fórmulas colectivas de gestión a través de cooperativas. Serán probablemente agrupaciones de varias personas con fórmulas rotativas de sustitución, como se da en Francia. En definitiva, el pastor del siglo XXI será un trabajador bien considerado, un profesional de ecología de montaña, el conservador del Medio Ambiente y el que construye el paisaje. Esperamos llegue a ser un agente de cambio para este mundo en crisis que vivimos".

García-Dory es una persona que tiene interiorizada la filosofía del emprendimiento como instrumento a favor del empleo, la conservación del medio ambiente y la cultural rural. Por ello, además de este proyecto dedicado a revalorizar el oficio de pastor, me introduce en otro reto; el proyecto Campo Adentro. Una entidad sin ánimo de lucro que facilita formación, acceso a terrenos y también a la residencia en pueblos para acercar campo y ciudad. a través del arte.

Deberíamos pararnos a pensar si el futuro de las próximas generaciones pasa por un regreso a los núcleos rurales, en un país como el nuestro en el que el 85% de la superficie está considerada rural.









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