viernes, 26 de octubre de 2012

Un negocio para "chuparse los dedos"

Hace relativamente pocos años, el  "fast food" y la cocina precocinada parecían haber ganado terreno a la comida bien elaborada, con ingredientes frescos y naturales, realizada con mimo, dedicación y esmero. A fuego lento y sin prisa. Actualmente, la cantidad de información que recibimos sobre la necesidad de volver a disfrutar de una comida casera, bien hecha y nutricionalmente equilibrada, ha desarrollado en la gente la curiosidad y necesidad de volver a disfrutar de los fogones con todo lo que ello trae aparejado: un placer para el estómago y un deleite para los sentidos.

Y nada mejor que aprender a cocinar, a comer bien y, sobre todo, a disfrutar alrededor de la cocina, que hacerlo con Maite Gallardo, fotógrafa, convertida en una "emprendedora" tenaz, que a principios de este año abrió Taller de cocina Dulce Juanita, un local dirigido a la realización de talleres de cocina, catas de vino, celebraciones o eventos privados, situado en la c/ Ana María, 27, del barrio madrileño barrio de Tetuán.


El taller en el que se imparten todo tipo de actividades, cuyo núcleo común gira alrededor de la comida, es un espacio amplio, bañado en blanco, diáfano, con techos altos, invadidos por numerosas lámparas y sólo interrumpido en uno de sus lados por una gran cocina, amueblada y repleta de todo tipo de utensilios, que aloja en su interior un espacio, amplio, destinado a la manipulación de los productos que, posteriormente, serán utilizados para la creación de un gran manjar.

Maite, su dueña, nos habla de su faceta anterior, en la que ejerció durante más de 30 años como fotógrafa de interiorismo y decoración, trabajo que tuvo que abandonar tras el inicio de la crisis, ya que "el sector de la construcción empezó  su declive y cada vez tenía menos peticiones por parte de las publicaciones en las que colaboraba". Así que, aprovechando que tenía este local "realicé un ligero estudio de mercado por la zona, y comprobé que no había nada parecido. Así que me lancé en enero, y en mayo estaba la obra terminada".

Al tratar el tema de las posibles subvenciones que podía recibir por ser mujer emprendedora, Maite, me confirma, algo que vengo observando en todas los post que estoy publicando, y es que la Administración no facilita, en absoluto, el trabajo de los emprendedores, por que la burocracia exigida relentiza al máximo que en algún momento, puedan llegar a recibir esos emolumentos. Me comenta que "no me he favorecido de ninguna financiación. Porque cuando fu a pedir a la Junta de distrito una subvención, yo no me encontraba en ese momento apuntada al paro. Con lo cual, el importe que ascendía a unos 6.000 euros, no me lo facilitaron. Además, ya sabía por otras personas que, aunque me la hubieran concedido, tardan mucho tiempo en darlas, con lo cual te desesperas, porque cuentas con un dinero que no va a llegar nunca. Así que, con un dinero que tenía ahorrado, hablamos de unos 50.000 euros, me lancé al proyecto".


El barrio en el que se sitúa el local, es un barrio obrero, que tiene mucho color, muchos inmigrantes, con población mayor, pero también con muchas parejas jóvenes que se están instalando ahora. Estas características lo hacen para Maite ideal para su idea de negocio, ya que como ella misma me cuenta "el proyecto quiero que vaya dirigido a gente del barrio, a gente normal. Si es cierto, que me está costando integrarme con ellos, aunque de momento el público que viene es de nivel medio".



El uso de las redes realiza, en este tipo de negocio, una labor fundamental para darse a conocer y Maite es consciente de ello, junto a la elaboración de una buena web de lo que ofertan, intentan favorecer el incremento de gente que acude al Taller a través del "boca a boca".

Para ello no hay nada mejor que ofrecer cursos impartidos por buenos cocineros, entre los que destaca la participación de Rosa Tovar, autora de varios libros de cocina. Maite, confirma que para conseguir la aceptación de la gente "se tiene que crear un buen ambiente y, para conseguirlo, solemos realizar los domingos comidas relacionadas con un tema ya sea cine, pintura, arte o deportes". También ofrece la posibilidad de enseñar a niños, realizando clases amenas y sencillas, en las que los peques aprendan a comer y saber lo divertido que puede resultar la manipulación de los alimentos".



Maite me adelanta que se plantea una ampliación del negocio a partir de enero, incorporando a su actividad culinaria la apertura de una pequeña tienda en el mismo local, en la que poder encontrar comida, utensilios de cocina , libros o películas relacionados con la gastronomía.

De cara al emprendedor, lo tiene claro, "me considero una trabajadora, más que una emprendedora. Pero, sí valoro mucho, que la gente ahora no se pare. Es necesario que nos pongamos en marcha y no dejar abatirnos por la desidia".













viernes, 19 de octubre de 2012

Un multiespacio para la imaginación

Muy cerca de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe o "Iglesia de los mexicanos", situada frente al Parque de Berlín, en el barrio Ciudad Jardín del distrito de Chamartín, abre sus puertas al público un nuevo local destinado a la realización de actos y eventos. Allí quedé con sus propietarias, Mauri y Almudena, quienes me fueron explicando como surgió la idea de iniciar una nueva andadura empresarial para realizar exposiciones, catas de vinos, reuniones de empresa, aprovechando un "multiespacio" que han bautizado con el nombre de "Spazio", situado en la calle Víctor de la Serna, 1.

El origen de este proyecto viene asociado a una de las fundadoras, Mauri, quien anteriormente se había dedicado a celebrar catas de vinos, cursos de cocktelería, al mismo tiempo que llevaba la representación de una marca de joyería y organizaba eventos para Embassy. La jornadas maratonianas de trabajo y la falta de resultados profesionales a sus esfuerzos, le llevaron a plantearse junto a Almudena, su socia,  la posibilidad de emprender un nuevo camino en solitario. 



Almudena nos comentó que después de ver muchos locales, que no cumplían los requisitos que ellas buscaban, y a través de un amigo, que era el propietario del establecimiento, encontraron el "multiespacio" en el que ahora desarrollan su actividad. Un local de dos plantas, ambas de unos 30 metros cuadrados, que actualmente alberga una exposición de la fotógrafa Begoña Rivas

Me comentaron que durante algunos meses y después de pedir opinión a una interiorista, que les animó a ponerse manos a la obra con el local, ambas socias, con pico en ristre, iniciaron las obras de restauración y modernización de la estancia. Almudena me explica que, anteriormente, había regentado una serie de tiendas de zapaterías de niños y que la crisis le había llevado al cierre paulatino de las mismas. Señala que "no pensaba invertir un duro de mi bolsillo, salvo que fuese  un proyecto con futuro. Utilizar poco dinero e ir invirtiendo según fuese generando. No hacer una gran inversión, sólo utilizamos 2.000 euros".



Al tratar cómo se fue gestando el negocio, Maurí afirma que en un principio la idea estaba dirigida "a encontrar a gente que con la mala situación económica que sufrimos hubiera tenido que cerrar tiendas y se hubiese encontrado con un stock sobrante al que no daba salida en el mercado y, así también, ofrecerles nuestra intermediación para conseguir vender ese producto". "La situación económica actual nos llevó a pensar que ofreciendo buenos precios podíamos conseguir este tipo de clientes. Y asociado a ello, dar una vuelta de tuerca y utilizar Spazio para ayudar a artistas a dar a conocer sus obras, a cambio de una comisión de venta muy baja. Lo que nos facilitaba acceder a otro tipo de profesionales. Y, a la vez, favorecer nuestro propio desarrollo".

En marcha, desde marzo de este año, las actividades de Spazio se publicitan "básicamente, a través del boca a boca",  con la utilización de Facebook y con buzoneo por la zona. Pero son conscientes de lo importante que resultan las redes sociales para darse a conocer, es una "carta de presentación fundamental para que cualquier negocio prospere".

Sobre la financiación, Almudena indica que "ha sido nula. Me resultó tan difícil en mi anterior negocio, que lo desechamos. Aunque  entendemos que es necesario financiarnos para poder crecer, pero despacio, sin ahogarnos. Poco a poco".



El barrio en el que se encuentra ubicado Spazio, es una zona residencial en la que también se han asentado importantes empresas, Mauri me asegura que es "esencial" saber elegir el lugar en el que se va a proyectar el negocio. "Tiene que estar bien situado, muy accesible y  bien comunicado. Sobre todo, para este tipo de proyecto. A la hora de realizar nuestra actividad, el desarrollo de eventos, el cliente busca que cumplamos estos requisitos".

"La actividad, ahora, la limitamos a la Comunidad de Madrid. Pero, estamos dispuestas a realizar actividades fuera de ella, nos adaptamos a lo que el cliente nos pide, siempre intentando ajustarnos al presupuesto que nos solicita", según Almudena

Al finalizar esta entrevista ambas emprendedoras me dan la receta para que un proyecto funcione: "Una buena idea, un plan de negocio, un estudio de mercado, un buen proyecto. Y, poco a poco, sin prisa y con aportaciones humildes".








martes, 9 de octubre de 2012

Con identidad propia


He quedado con Mara, propietaria de La Cocinona , una tienda familiar situada en la calle Bolívar, a escasos 500 metros de la plaza de Legazpi. Al entrar en el establecimiento, un conjunto de sensaciones, olores y colores me transportan a las esencias más auténticas de tierras asturianas. El local, de unos 50 metros cuadrados, presenta dos zonas de negocios bien diferenciadas: una de ellas, dedicada a la venta de comida casera, preparada para llevar, y la otra, un pequeño anexo en el que el cliente podrá conseguir productos típicos asturianos, como sidra, mermeladas, quesos, chorizos o licores.



Mara es una mujer emprendedora, muy expresiva, con una facilidad asombrosa de comunicación,
que me fue explicando de manera minuciosa lo que supuso para ella la idea de iniciar un proyecto y  llevarlo adelante.

Me comenta que, anteriormente, la familia había sido socia de un proyecto similar de “comida casera” que no cuajó. Pasado el tiempo, decidió apostar por una idea que supusiera cierta continuidad con lo anterior, pero incorporando como novedad la venta de productos asturianos. “La idea del negocio era que la gente nos identificara con aquellos productos que ofrecemos. Especializarnos de alguna manera en el servicio que damos, facilitar a nuestros clientes todo aquello que deseen, manteniendo un trato totalmente personalizado”. Mara afirma que, en cuanto al servicio de venta de comida, “muchas empresas ofrecen el plato precocinado, un plato preparado, congelado, posiblemente más económico. Pero, realmente, nosotros queremos apostar por la comida casera, hecha aquí.. Incluso, en nuestro intento por fidelizar al cliente, nos adaptamos a sus necesidades, pues tenemos en cuenta si tienen alergias, si es para personas mayores, para  dietas especiales, etc”. Insiste en que  “no queremos perder la connotación de que la gente nos busque porque ofertamos algo distinto, ofreciendo un servicio de calidad”.

En el momento en el que tuvo lugar la entrevista, la cocina en la que se preparan diariamente los diferentes menús estaba que echaba humo. El ruido de las sartenes y cacerolas se entremezclaba con las conversaciones que mantenían las personas responsables de desarrollar con su buen hacer cada uno de los platos que se expondrán para su consumo a lo largo del día.

Al recordar la andadura de “La Cocinona” , desde la idea inicial hasta la realidad en la que se ha convirtió el 23 de diciembre de 2010, su propietaria no puede dejar escapar cierto gesto de desánimo cuando recuerda el exceso de papeleo al que tuvieron que enfrentarse para sacar adelante el proyecto. “El número de requisitos que hay que cumplir es ingente: salidas de humo, chimeneas, ruidos, gases, olores. Cualquier negocio que esté relacionado con restauración lleva aparejado una serie de connotaciones que, en muchas ocasiones, hace complicado que el proyecto llegue a buen puerto. Nosotros hemos tenido todos los cuidados del mundo, siendo exquisitos en el cumplimiento de las normas sanitarias. Hemos esperado meses para una licencia de obras. Y aunque hay que contar con que los tiempos se demoran, hemos esperado casi siete meses en obtenerla, con lo que supone el pago de un alquiler, más la obra, más luego todos los requisitos que se necesitan para poder abrir un establecimiento de estas características. Y, efectivamente, entiendo que son pasos que se deben cumplir, pero cuando uno quiere emprender, echa en falta más apoyo y más ayuda a las Pymes. Al finalizar todo está tan limitado que no se produce”. E insiste: “Nosotros no conseguimos ningún tipo de ayuda, aunque lo intentamos,; o por plazos o por condiciones, al final los papeles se pierden”.

En la restauración, lo fundamental para mantenerse en el negocio es “ofrecer las mismas calidades, pero diversificando y variando, para que a la gente le sigas gustando”.



Un negocio de este tipo también tiene que hacer frente, en ocasiones, a problemas con las comunidades de vecinos. En muchas urbanizaciones los propietarios de viviendas son reacios a compartir el día a día con este tipo de locales. “En nuestro caso, aunque hemos tenido desavenencias, cumplimos pulcramente e intentamos no ocasionar problemas. Reconozco que no es cómodo trabajar sabiendo que puede haber gente que no es partidaria de que desarrolles esta actividad, pero cumplimos con la ley, e intentamos ser respetuosos”.

El servicio que ofrece La Cocinona va dirigido a trabajadores de empresas cercanas a la zona, aunque muchas de ellas disponen de catering, y a familias particulares. El volumen fundamental del negocio viene impuesto por la comida y la venta de productos asturianos es un complemento al negocio.

En cuanto a la manera de publicitarse, Mara  indica que no habían invertido casi nada en publicidad. “En ocasiones, hemos utilizado cartelería, trípticos o  tarjetas para darnos a conocer. Realizando dos cambios de carta, una para  otoño-invierno y otra para primavera-verano, en la que se cambian los menús, además, de la carta especial de Navidad y Semana Santa.

Actualmente, la apertura de centros comerciales los domingos “puede afectarnos” en la medida en que las familias en invierno tienden a pasar una festivo en una grande superficie. Ante esto, Mara afirma que hay “que tenerlo previsto y adaptarse a las necesidades de las familias, ofreciendo nuevos servicios”.

Sin intención de expansión en el futuro, “sólo intentamos mantenernos, fidelizar a nuestros clientes y ofrecer algo diferente que se convierta en nuestra marca de negocio, en nuestra esencia. Sólo aspiro a disfrutarlo, sin querer abarcar más allá”.

Mara realiza un guiño a lo nuevos emprendedores: “Hasta que tu creas marca, la inversión debe ser la justa. Intentar endeudarse lo menos posible. Y animo a la gente a emprender sólo si es conocedor de hasta dónde puede llegar”.